“Se lo pedí a mis viejos de regalo de 15” cuenta una fan entusiasmada en la puerta del Faena, donde pasó toda la noche del lunes a hoy y de donde no se moverá por tres días sin ir al colegio, claro.
Cada entrada para ver a Justin Bieber le costó a sus padres $ 1250 y como en ese caso, en muchos otros, de chicas de 14 o de 10, como conozco (de chicos menos, pero los hay) la familia hizo una suerte de “vaquita” para bancarle a estos desesperados fans sus tickets para ver lo más cerca posible al ídolo de su vida. De su corta vida, que no recordarán, seguramente, dentro de unos pocos años, cuando serán fans de otro o de nadie, ya metidos en otra burbuja adolescente.
Lo bueno es que el cantante de “Baby” es tan inocuo como el dulce de leche, siempre que no se exagere.
Un idolo de estos tiempos, subido a youtube y llegado para enamorar por igual a todos los sexos entre 6 y 16. Nacido en Canadá y proveniente de sus recitales en Brasil, Justin envuelve a sus fans de violeta y les promete amor. No es poco.
Mañana estará grabando por la tarde con Susana Gimenez y la producción no sabe qué hacer para contener a todos los padres y madres que piden que dejen entrar a sus hijos.
Laubfal
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